Las matemáticas que me gusta contarle a mis alumnos son fáciles, muchas veces divertidas porque podemos jugar con ellas, pero sobre todo son útiles, muy útiles.
Y es que las mates nos las encontramos a diario en los escaparates de las tiendas anunciando ofertas y rebajas, en la geometría de infinidad de símbolos y hasta por los suelos, discretamente camufladas en el hormigón impreso de nuestra calle.
Cuánta falta nos hace el cálculo mental cuando pagamos la compra, y también la fracciones cuando organizamos un picnic y nos toca repartir las onzas de la tableta de chocolate o los quesitos…tomarse así las matemáticas sin duda tiene otro sabor.
Otro lugar donde sabemos que son imprescindibles es en la cocina, medir, pesar, sumar, restar, multiplicar y dividir, y todo de cabeza, claro, a ver quién ha visto a la abuela sacando las cuentas con la calculadora.
Comentarios recientes